Los flanagan y el escatergoris

Ahora que lo pienso, pueden que sean los pepinos, con eso de la E-coli, que le robé al Morales camino yo de recogerme, mientras el montaba el puesto para el mercado...O quizá las sobras a las que me invitó el chino Yuan, ya sé que no son japoneses pero más cerca están de Fukushima y puede que hayan traído algo...lo cierto es que últimamente he estado muy cargado de trabajo, buscando trapos sucios por las elecciones,... y bueno el desconcierto de no saber quien nos dirigirá en estos años, es también cuando menos estresante. -déjalo ya Walter, no es necesario- Y esas palabras terminaron de apagar el conato de erección que yo intentaba justificar con mil excusas. A veces no está todo en follar, le dije, además yo he pagado,-fiado- me corrigió, por quince minutos de servicio, y hoy me apetece hablar, a lo que contestó con un resignado resoplido. Siempre he tenido interés por el trabajo más antiguo del mundo, ya son muchos años pagando por amor, desde que celebramos mi hermano y yo la Primera Comunión en el 7º cielo y pagamos nuestro primer contacto con el sexo femenino con el dinero que robamos ese día del cepillo de la iglesia, mira que han pasado años, y nunca he sabido qué empuja a una persona a prostituirse. Hay varias formas de hacerlo, me dijo, una paradójicamente honrada en la que a cambio de dinero ofreces favores sexuales, esta se hace normalmente por necesidad, más o menos impuesta, aunque hay quien lo elige así. Y luego hay otra forma más compleja y deshonesta en la que la persona se degrada o vende su empleo, su autoridad, a su familia o así misma por interés o por adulación. Asentía con la cabeza pero el gatillazo había afectado también a mis neuronas y no entendía bien esto, ella lo detectó igualmente con profesionalidad y aclaró con un símil recordándome el anuncio del "Scatergoris", en el un hombre era capaz de dejar que un zalamero babeara a su propia mujer a cambio de que no se fuera y así poder seguir con la partida del citado juego. Esa es una forma de prostituirse que dista mucho de lo que hacemos algunas para ganarnos la vida honradamente, concluyó la madame. Y entonces comprendí que contrariamente a lo que se piensa los hombres podemos repartir el flujo sanguíneo en dos direcciones, pues por un lado se activó mi cerebro y comprendí lo que intentaba explicarme comparándolo con las negociaciones por la alcaldía de Vélez-Rubio, donde uno se iba y se llevaba el “scatergoris” sí no era el alcalde y el otro vendía a los suyos, dejaba que los babosearan y relegaran a las sobras, con tal de seguir jugando y ser finalmente alcalde, y por otro lado, al mismo tiempo se me puso el pijo como una botella de Pitusa de dos litros. Que pena que ya hubieran pasado los quince minutos y la madame diera por concluido su servicio, saliendo del cuarto entre risas hilarantes y palabras ininteligibles de las que solo pille onanismo, y en paz estamos. Por suerte soy un amante de los placeres individuales y me puse manos a la obra a terminar su trabajo mientras pensaba en sus sabias palabras, aunque se me vino abajo el tema al pensar en el Gimeno, Juanjo y Silvestre haciendo un trío.