LOS FLANAGAN Y LA MAQUINA DEL TIEMPO

Una nueva y brillante entrada de los FLANAGAN.
Una entrada que voy a dejar abierta para que cualquiera se
ponga en el pellejo de estos personajes y la continue,viajando
en su maquina al tiempo y espacio que desee y se codee con los personajes
que quiera,no hay limites para esta apasionante aventura.
Muchas gracias a los FLANAGAN:


Nada más cerrar el libro lo tuve claro, ¿cómo no se me había ocurrido a mi? Tenía que ponerme en la piel del protagonista, vivir en mi propia carne la historia, teníamos que crear y luego regalar al resto de la humanidad un nuevo Caballo de Troya, emulando a ese gran historiador, J.J. Benitez, viajariamos al pasado y traeríamos la verdad a nuestros días, terminado así con el tiempo de los enanos y liliputienses. Pero ¿que momento histórico? Porque el lugar estaba claro, Vélez-Rubio, ahora quedaba pensar a que época nos trasladaríamos: ¿a la firma de las obras del ambulatorio?¿a la de la cesión de terrenos para la Guardia Civil? ¿a la firma del pacto de la Molineta? ¿la noche que robaron el niño Jesús del portal de belén de la Plaza, quizá? ¿ a la Semana Santa en que unas manolas se aplaudieron la cara en la puerta de la iglesia? ¿ al día que se repartieron los números de lotería del club de fútbol? ¿o al día que se desmontaron las barandas del antiguo ayuntamiento y a dónde se llevaron?…
El asunto era complicado. Ni Vestre, ni Tempelton ni yo éramos capaces de ponernos de acuerdo en elegir un momento de la historia de Vélez-Rubio que quisieramos vivir en primera persona, investigar y sacar a la luz. Entonces mi hermano tuvo el segundo momento de inspiración de la noche, recordando que nuestra familia tenía una demostrada tradición monárquica, tenemos todas las fotos de Letizia en el Hola, y la de la boda junto a la foto del Che, el corazón de Jesús y una prima de Vestre en pelotas (la prima digo)que venía en un calendario que robamos del taller al Gato. Decía tempelton que debíamos viajar al momento en el que el rey fué coronado y saber cómo era la vida en el pueblo por esos tiempos en los que pasábamos los inviernos con las canillas al aire jugando con piedras en lugar de Wiis. Decidido pues.
Por si se preguntarán cual fue el primer momento de inspiración de Tempelton: crear una máquina del tiempo inspirándonos en la película documental de Tony Leblanc “El Astronauta”. Nada podía fallar, bien documentados, todo era cuestión de ponerse manos a la obra y elegir un piloto.
Como el año que íbamos a visitar, mi yo del pasado estaría en el reformatorio, no había problema de que mi yo del futuro se cruzara con mi yo del pasado produciendo así una alteración de la continuidad espacio-tiempo y una paradoja interdimensional. Esto me lo explicó Vestre después de empezar a comer hongos psilocibeos, que iban a servirme de tentempié durante mi viaje pero que probó con el único objeto de asegurarse de su buen estado.
Sin más dilación me embutí en el mono de cuero, que le robamos a un motero mientras fornicaba subido en su Lido 50, a quien tambien sacamos unas fotos, curiosamente movidas, para dar un toque erótico-festivo al reportaje, y puse en marcha la máquina del tiempo rumbo a 1975.
Tras un ligero aturdimiento por el viaje conseguí ponerme en pie y empezar mi exploración. Paré al primer parroquiano que se cruzó en mi camino, bueno, que se cruzó en mi camino y no corrió espantado. Supuse que la impresión que en sus anticuadas mentes producía un tio en mono de cuero debía de ser cuando menos impactante. Despues descubrí que lo que les hacía correr era que llevaba la chorra al aire al haber reventado la cremallera del mono.
Inquirí al paisano sobre la vida, política, libertades, censura y temas por el estilo para comparar como habíamos avanzado, y como sospechábamos pude corroborar que la vida era muy difícil por la situación politica que atravesaba el país, los ricos eran muy ricos y aglutinaban el poder, haciendo y deshaciendo a su antojo sin que nadie pudiera decir a o hacer nada; los que tenían padrino conseguian lo que necesitaban mientras que los que no tenían ajo y agua; los puestos de trabajo se daban a dedo a los hijos, sobrinos, mujeres o íntimos de los que mandan; el pueblo endeudado por culpa del gobierno déspota de los terratenientes y constructores y las comilonas para tapar la boca del político de turno, al que si hacía falta se le levantaba un arco triunfal o se le adjudicaba el nombre de una plaza; a quien levantaba la voz se le amenaza con su trabajo o el de un familiar; si quien lo hacía era un periódico fácilmente se le cerraba la puerta. -como a un sobrino mio- me dijo, que le querían tapar la boca cerrándole el periódico porque se hablaba demasiado en nombre de la voz del pueblo, - Silvestre se llama, ¿lo conoces?, debe ser de tu quinta. Algo no iba bien, sería el efecto del hongo pero me sentí desorientado, ¿dónde estaba? Entonces un silbido familiar me aclaró las dudas,-Walter no le comas la cabeza a mi tío y tápate el cimborrio – dijo Vesetre. Entonces supe que como Tony Leblanc, no había ido más allá del desierto de Tabernas.