lunes, 12 de abril de 2010

FLANAGAN,sobreviviendo al ambulatorio


Me llamo Tempelton, soy detective, estudié junto a mi hermano Walter y un tal Vestre, Sil Vestre, en una academia privada para detectives y guardaespaldas que tenía montada en la cochera de su casa el antiguo sereno, miembro de la policía municipal hoy jubilado, “Academia El Sereno” (este rótulo estaba bien, debió hacerlo el picante). Del viejo zorro del sereno aprendí diversas técnicas de investigación y de combate cuerpo a cuerpo, aunque yo nunca tuve su aspecto fiero y terrible.
El caso es que aquella madrugada desperté en el Centro de Salud, me atendía un galeno llamado Nicolau, o Nicolayev o algo parecido, que por cierto contaba unos chistes que te meas y que derrochaba simpatía. Me dijo que era mejor que fuera a mi médico por la mañana, que èl no sabía mucho de chichones en la cabeza, que eso era más bien para neurocirujanos, pero que no obstante el ats me iba a administrar una inyección, así que debería ir bajándome los calzones. Así lo hice, intentando esconder en la medida de lo posible las cascarrias que adornaban mis calzoncillos, ofreciendo generoso mis pompas al enfermero. El enfermero aquel empezó a tentarme más de lo que yo entendía necesario para una simple inyección e incluso me dijo que si quería, y ya que estaba allí ,me palpaba la próstata por el único conducto posible, que era el ojete y que le daba igual lo de las cascarrias, que era su oficio y tenía costumbre y que tampoco es que el centro de salud fuera el templo de la higiene. Cuando noté que el dedo que intentaba introducirme carecía de uña y de nudillos y falanges, me tiré de la camilla y ya en el suelo, con la técnica del rulo de la era, que aprendí en Ohio, fui rodando hasta las escaleras del ambulatorio, que también bajé rodando, me incorporé como pude y salí con los pantalones por los tobillos calle arriba hasta el arco de las puertas de graná. Al pasar por el vano del arco unos turistas murcianos creyeron que de esa rotonda también salían figuritas bailonas y que en este caso el danzarín mecánico interpretaba la jota de los perros (por eso de que enseñan los güevos).
Me recompuse como pude la vestimenta y a ese punto vi pasar el Suzuki de los munipas portando detrás a mi antiguo compañero de la “Academia El Sereno”, Vestre, Sil Vestre, un huelebraguetas que al final no sacó la licencia. Vestre lo que sí sacó fue la cabeza por la ventanilla y me dijo que mi hermano Walter anoche me andaba buscando. Enseguida el Epi le dio un moquetazo volviéndolo a sentar correctamente en la parte de atrás. Este Vestre, siempre hace lo mismo, pensé, para zamparse un bocadillo de jamón del Zürich por el morro: armar un gas para pasar una noche en los depósitos municipales.
Walter, Walter. Me dijo ayer que estábamos detrás de un asunto gordo, con conexiones incluso en Argelia, desde donde el Caro va y viene aprovechando su yate; con misteriosas multas que aparecen y desaparecen a capricho y otras tantas intrigas. Y yo que había pensado en retirarme del oficio, abrir de nuevo el bodegón de Diego, con sus canarios y sus telarañas…Parece que eso tendrá que esperar, han visto el yate del Caro fondeado en Rio Chico y yo tenía un chichón en la cabeza cuando desperté en el ambulatorio. Qué mierda pasa aquí….

7 comentarios:

Anónimo dijo...

con poca denuncia social, pero me he reído muxo Tempelton. Eres un tipo gracioso.
Aunque quizá tengas q ir a Mahaxusets a aprender nuevas técnicas policiales.

El Sheriff de Coslada.

Marciaaaaaaaaaaaaaaaal dijo...

-¿Donde vas Andrés?
-¿Al ambulatorio?
-No te pasa ná.
No te quiés morir, haces por vivir

(extracto de "monólogos con entrecejo", de Joaquín Reyes y sus muchachos de "La hora chanante".

Tempelton Flanagan dijo...

Me comentan mis informadores, yonkos ellos de toda confianza y gentes del negocio de la chatarra en "las tres mil",que el yate del Caro remontaba ayer por el Guadalquivir, porque empieza la feria de Sevilla y el chico antes muerto que sencillo no puede dejar de ver los toros en La Maestranza, contrabarrera de sombra y de ir a las casetas al jamón del bueno, a las cigalitas de Sanlúcar y al fino fresco, fresco.
Hace poco recordó lo bueno de los cubatas de Vélez Rubio la nuit, ahora toca la jeria jeria. Dónde coñó estará el perro de Walter, tenemos que sacar nuestra vieja pedaleta, robamos una noche en la playa del Pichirichi, para seguir a la embarcación del Caro, aunque sea a fuerza de pedaleo.
Cómo le gustaría a Walter que nos abordase un fiero somalí.

Anónimo dijo...

EL CENTRO DE SALUD ES DE TODO MENOS DE SALUD.ESTA
DE MIERDA PARA DENUNCIARLO,QUE POCA VERGUENZA TENER
UN SITIO ASI

Anónimo dijo...

los Flangan tenian que haber hechado fotos a la
sangre de las paredes y a las cascarrias del suelo.
ANA

Anónimo dijo...

si como pronto se estrena el nuevo para que se van a andar con remilgos

Anónimo dijo...

Mas telarañas y cascarias de esas tiene el centro
de salud que el bodegon de Diego,solo faltan las monedas
colgadas del techo.