UNA PELIRROJA EN EL BUS para usuario
mostrar detalles 21:07 (Hace 12 minutos)
UNA PELIRROJA EN EL BUS ha dejado un nuevo comentario en su entrada "ANA":
El correo de los Caillos, ¡qué recuerdos! Y me ha venido a la memoria una cosa relacionada con los autobuses y los chóferes. Yo estudiaba Derecho en Granada y todos los días tomaba el bus que hace la circunvalación de la ciudad. Me subía en la parada más cercana a la Facultad y aquel día el chófer no era el de siempre. Al subir y mientras le pagaba el billete algo me llamó la atención: al conductor le faltaba una oreja y parecía que se le habían arrancado con un tenedor y resultaba, y aunque pueda estar feo decirlo, bastante cómica la imagen que ofrecía. Yo creo que me sonreí un poco y el conductor al darme el billete lo vio y se mosqueó.
En fin, todo siguió como todos los días. Me senté por la mitad del bus junto a la ventanilla que da a la acera, siempre que podía me sentaba en esa zona, me gustaba observar a la gente. Dos o tres paradas más adelante, se subió una señora, de unos treinta años y muy atractiva. La mujer debía venir de algún comercio cercano, porque iba cargada de bolsas y cajas. Se sentó junto a mí y yo le ayudé, como buen pagafantas que era, con toda la compra. Aquella señora tenía algo enigmático, a la vez que interesante que me era imposible aclarar en mi mente postadolescente. Me miró y miró mis libros de Derecho Administrativo y preguntó que curso hacía. Quinto le dije y ella se sonrió (la verdad es que estaba en tercero con varias pendientes de segundo, ¿lo descubrió? seguro).
En la parada siguiente la señora treintañera se bajó, y yo otra vez, como buen pagacocacolas, le ayudé. En una mano las bolsas, en otra una especie de bolsas de esas de la comida de los perros. La observé como descendía del bus y dejaba las cosas en la acera, imagino que para poder cogerla mejor. Y entonces ocurrió: por el rabillo del ojo algo me llamó la atención, en el asiento que había ocupado se había dejado una cajita pequeña envuelta en extraño papel de regalo. El autobús arrancaba, cogí la cajita y busqué por la ventanilla a la señora. Ella aún seguía en la acera y me observaba. Le mostré la cajita y le hice gestos, pero ella no se alteró lo más mínimo. Me sonrió enigmáticamente y me lanzó un beso con la mano. Yo no entendía nada, llamé al chófer y le dije que parara que la señora se había dejado una cosa, pero el conductor, que debería ir mosqueado conmigo por lo que he contado al principio, dijo: Ni hablar, chico, no paro porque voy con retraso.
Llegó mi parada, me bajé con mis libros de Derecho Administrativo y los apuntes de aquel viejo profesor con acento francés que todos los que han estudiado en Granada recuerdan. También me llevé la cajita. Le eché una mirada de pocos amigos al chófer el cual, a través del espejo interior, ¡también sonrió enigmáticamente! Llegué a mi piso que compartía con otros cinco estudiantes. Dejé todo en una mesa que teníamos en la sala de estar: los libros, los apuntes fotocopiados del listo de la clase y encima la cajita. Me hice un bocadillo de salchichón del pueblo y mientras lo comía no podía dejar de pensar en todo lo que me había ocurrido en el autobús: la enigmática señora pelirroja, ¡ah! No me había acordado de decirlo, era pelirroja y en Granada, pues no era habitual ver ese tipo de color capilar. ¡Que raro todo!; ¿y su sonrisa tan malévola desde la acera? ¿y el beso que me había lanzado? Y entonces reparé en la....
oye tio,no nos puedes dejar asi,nos seas borde,termina de contarlo,que habia en la caja,¿porque se reia la peliroja?...VENGA TIO ACABA DE CONTARLO
9 comentarios:
Vaya rollazo de entrada tio,en la cajita iba la oreja del chofer.Un saludo a todos los que estais sentados,soy el Socialista de a pie,y ya veo la inteligencia que os gastais.Y soy Socialista si,¿pasa algo?Silvestre, no habrás escrito tu esto!!Habér si alguno se anima y escribe algo que sea por lo menos interesante.Me voy que me están buscando.
SILVESTRE DIJO:
Socialista a caballo,no he escrito la entrada yo,pero me ha encantao y me gustaria que la acabara,por otra parte me gusta que pases por aqui,una vez y otra me das razones para estar convencido que a los PREPOTENTES,a los CREIDOS,a los ENTERAOS,a los DESPOTAS,a los IMPRESENTABLES,a los ENDIOSAOS,a los QUE OS CREEIS SOCIALISTAS PERO QUE SOLO SOIS TIRANOS,a los QUE SON COMO TU,es mejor sacarlos de mi AYUNTAMIENTO para que aprendar un poco de MODESTIA,sigue viniendo por aqui y demostrando cuan elegante,sutil e intransigente eres,si hubieras venido antes, no hubiera echo falta campaña electoral.
ESTAS LLENANDO DE GLORIA LAS SIGLAS DE TU PARTIDO
Qué gustazo da leer entradas en condiciones. Felicidades a este anónimo (lástima que nos coloquemos esta etiqueta..) Me ha encantado tu relato, muy currado sí señor. Es ingenioso, interesante y mantienes el interés hasta el final. Por favor, no nos dejes en el suspense, jejeje... espero impaciente el final, ahora no nos puedes defraudar. Tiene mucho morbo..
Ya ha tenido que venir el tonto de turno a destripar el final del relato.¡Tú sí que eres listo!
A ver si escribes tú algo más interesante.Vamos a ver lo inteligente que eres.
Un beso Silvestre
Claro que tiene morbo, resulta que la pelirroja era un tio, y que el chófer se tomó alguna confianza lo que le costó un pabellón auditivo.
AMEN.
Al socialista de a pie:
Y a mi que mierda me importa si eres socialista!!
Como si quieres ser Dracula...tomando el sol en el Caribe!
pues si muy constructivo todo anda que vamos listo de todas manera agradezco lo de las siglas pero que si con estos comentario se arregla ESPAÑA , esto es como un gallinero aver si los de derecha ,los de centro y los de izquierda en vez de tirar tanto cosa que no entiendo ponéis algo de interés para sacar cosas claras y que se puedan leer y hacer efectiva para todos los ESPAÑOLES (EL OBRERILLO)
Desde luego Silvestre, hay gente que sabe escribir bien, para que luego digan que en tú blog no hay nivel. ¿Para cuando el final de esta historia?
El acompañante de Lucas era una silueta familiar.
A la figura que estaba junto con Lucas le faltaba una oreja, pues sí, joder, ¡que era el conductor del bus! Ellos también se sorprendieron al verme en el balcón pero supieron simularlo y hacerse los longuis, dieron media vuelta y se perdieron calle abajo y yo de golpe me relajé, porque aquella historia empezaba a tener sentido: Lucas y el chofer sin oreja se conocían. Lucas me había llevado al bar para que el desorejado pudiera entrar en el piso. Buscaban algo y no podía ser otra cosa que la cajita. Y también tenía claro que volverían porque la tenía yo. Un presentimiento de peligro me alertó. Tenía que irme de allí. Por supuesto me llevé la cajita. ¡Coño! El examen del día siguiente. También cogí los apuntes y los libros.
Con la adrenalina a tope salí por la puerta trasera que usaba la limpiadora y que no conocía Lucas. Era febrero y anochecía muy temprano. Aproveché la penumbra para esfumarme. ¿A dónde ir? ¿algún piso de estudiantes? Imposible, él los conocía todos. ¡Ya está!, Entré en un bar y busqué el periódico, el Ideal de Granada y lo abrí. Anoté un teléfono y llamé desde una cabina. Hola Mikaela soy el estudiante que almuerzo en El Alpujarreño y quiero ir a tú piso. Muy bien cielo. Vaya, vaya, con lo calladito que eres, aquí estaré. Mikaela, tendría por encima de los cuarenta y era puta, para que le voy a dar más vueltas. De vez en cuando coincidíamos en ese bar donde hacían las típicas recetas de Las Alpujarras, la comida era buena y barata, me recordaba a la de los Vélez de mi alma. Ella siempre me decía que tenía un hijo de mi edad. A saber.
Entré en su casa y me dio dos besos. Se extraño cuando le pedí pasar la noche allí. A Lucas no se le ocurriría. Le conté toda la historia de la pelirroja, el desorejado y Lucas. Me dijo que no le gustaban las pelirrojas, en su oficio tenían fama de traer el mal fario. Pero frunció el entrecejo cuando mencioné al hombre sin oreja. Ella conocía a uno así, era un matón y un chuloputas, que en una gresca a las puertas de un puticlub de Armilla, una compañera suya, de La Chana ni más ni menos, le había arrancado la oreja con un tenedor de esos de tres puntas de comer pescado. Resumiendo, un elemento peligroso. No le encajó que ahora estuviera trabajando de conductor de autobuses, ese no había dado un palo al agua en su puta vida, me dijo. Me alojó en una habitación y se fue. Me dijo que esperaba dos clientes, uno nuevo y otro el habitual de los martes y me hizo un saludo militar.
Me quedé solo y abrí la cajita de los corazones negros. Dentro había una hoja de libreta cuadriculada doblada hasta encajar. La desdoblé y tenía algo escrito, “Busca en los apuntes de Derecho Administrativo que has fotocopiado de Lucas. Camuflado entre ellos encontrarás un texto que no tiene relación con la asignatura. Dámelo. Es muy importante. Te estaré esperando. La pelirroja del bus”. En ese momento Mikaela entró en la habitación, ya había despachado al primer cliente y el segundo, y volvió hacer el saludo militar, le había fallado. Habrá habido algún follón, dijo y se fue a ver la televisión. Yo hurgaba entre los apuntes hasta que encontré algo que desentonaba, era un folio con unas anotaciones...
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