TODO ESTA A PUNTO DE IRSE A LA MIERDA

de David López Sandoval, el Lunes, 14 de febrero de 2011 a las 20:35
No sé si lo habréis notado, pero todo está a punto de irse a la mierda.

Poco falta para que la victoria de los mismos políticos de medio pelo y de los consabidos sindicatos del pesebre se consume sin que aquí nadie haya movido un dedo. Porque, lo que al principio parecía un ilusionante movimiento que emergía desde la base misma del profesorado, al final se ha emponzoñado con esos intereses ideológicos, políticos y electorales que siempre estuvieron ahí, desde el principio, pero que yo neciamente creí poder evitar. Izquierda, derecha, PP, PSOE, pelotazos urbanísticos y “otro mundo es posible”. En eso se ha convertido la mayoría de los foros de Facebook, el blog de Los Cantos y la mayoría de las conversaciones que me veo obligado a mantener últimamente.
Y, mientras tanto, la enseñanza pública de este puñetero país se pudre por momentos, gracias a un sistema en el que todo el mundo mete la mano con la desvergüenza que le procura el ser representante (eso habría que verlo) tanto de los ciudadanos como de la clase trabajadora. ¡El sistema educativo español se muere, queridos compañeros de profesión, antes y después de los recortes; antes y después de Zapatero; antes y después de Valcárcel! Y aquí nadie dice nada. Nadie.
A pesar de lo profundamente injusto del tijeretazo, a pesar de los modos mafiosos con que Gobierno y Cía. se han manejado desde el primer momento, hay que reconocer que nosotros no hemos sabido estar a la altura de las circunstancias.
Éste habría sido un buen momento para mostrar las vergüenzas del sistema educativo.
Habría sido una ocasión magnífica para denunciar que los chavales salen de los colegios, de los institutos y de las universidades con unos títulos que valen menos que una etiqueta de Anís del Mono.
Habría sido un buen momento para gritar que no sólo sabemos manifestarnos cuando nos tocan el bolsillo o cuando nuestro puesto de trabajo corre el peligro de desaparecer, sino también cuando el nivel de los conocimientos que impartimos está por los suelos, cuando unas leyes nacionales y unos decretos regionales están condenando a los estudiantes más desfavorecidos (con tanto programa inútil) a no promocionar socialmente, cuando los cursillos de “reeducación” del profesorado son una puta mierda (ora provengan de esos sagrados templos de toda la pedabobería de este país que son los CPR’s, ora de aquellas oficinas del comisariado pedabóbico que son los sindicatos), cuando a la figura del profesor se le ha convertido en el sparring al que todo cristo puede atizar.
Tal vez así habríamos sido comprendidos desde el primer momento.

Como no hemos hecho nada de esto, ahora, y por siempre jamás, apareceremos ante los padres y ante los alumnos, ¡ante la sociedad toda!, como unos miserables que ni siquiera se conforman con que les quiten la mitad de lo que les iban a quitar. Unos paniaguados de la izquierda porque es la izquierda la que se ha levantado de la mesa de negociación. Unos absolutos hijos de puta que lo único que quieren es que Valcárcel se vaya.
No sé a vosotros, pero a mí, personalmente, me importa una mierda Valcárcel, la izquierda y las elecciones municipales y autonómicas. Lo cierto es que todo este circo me produce náuseas.
A mí lo que me importa, lo que siempre me ha importado, es que me dejen enseñar en condiciones.