Otro amigo que se une a las pesquisas y avatares de un pueblo que nada entre las luces y las sombras,mas sombras quiza ...
EL EXTRAÑO CASO DEL CUÑAO DESAPARECIDO
Vestre, Silvestre estaba intentando pinchar la última aceituna del plato aprovechando que el Epi había ido a mear cuando por la puerta del Cortezas entro un guiri con cara de infeliz y piel sonrosada como una gamba cocía.
Después de mirar con atención uno a uno los anuncios pegados en la pared se acodó en la barra al lado de Silvestre y pidió un yintonic.
- No tengo –respondió el Cortezas con la cabeza debajo de una botella de Larios de los años 50.
- ¿Qué?
- Joe, este tío está teniente – dijo murmurando mientras echaba un cubito rebozado de mollas en un vaso de tubo.
El guiri se volvió hacia Silvestre con un papel mugriento doblado en la mano, hola soy Mark, Mark O’Jones de la firma de investigadores John Dos & Co Jones Ltd estoy especializado en la búsqueda de personas desaparecidas, pero como la cosa está muy mal ahora me dedico a rastrear boletines oficiales y vender información a los ayuntamientos para que puedan cobrar sus multas a cambio de una pequeña comisión.
Vaya un caza recompensas de verdad, pensó Silvestre.
- Puedo ayudarle, este es mi terreno y conozco al personal como si lo hubiera parido, además tengo buenos contactos en las fuerzas del orden, dijo mirando al Epi que se escabullía aprovechando que entraba un hato de funcionarios, pero le advierto que tendrá que amoquinar.
- ¿Qué?
- Mené.
De un manotazo cogió el papel que el sabueso le entregaba y vio que era una fotocopia del Boletín de la Provincia donde el alcalde practicaba notificaciones a unos cuantos desafortunados del pueblo a los que no se les había podido pasar el billete de lotería en su último domicilio conocido.
- Ya tengo localizados a todos excepto a un caso excepcionalmente difícil, se trata del gachó que pone el domicilio en la Avda. del Doctor Guirao 4.
Silvestre dio un salto a la vez que escupía el hueso de la aceituna que llevaba ya tiempo royendo.
- ¡Pero si esa es la casa de su suegra! De la del alcalde digo.
- ¿Qué?
- Mené
- Es un caso realmente difícil, este tipo se ha puesto como último domicilio conocido la casa de la suegra del alcalde y ha suplantao la identidad de un cuñao que trabaja en unas dependencias del propio ayuntamiento. Un caso realmente audaz puesto que el alcalde mismo no ha podido reconocer al ladrón de identidades.
- ¿Ha podido usted entrevistarse con él? Con el alcalde digo –preguntó Silvestre.
- ¿Qué?
- Mené.
- He podido entrevistarme con el alcalde en la alcaldía –continuó Mark- por cierto cuando estaba haciendo pasillo salieron dos tipos descojonándose mientras dentro de la alcaldía se oían ladridos furiosos de dos perros, tengo que reconocer que me acojoné un poco.
- Son los guardianes de la alcaldía, un pachón y un galgo, están siempre al acecho para sacar tajada.
- ¿Qué?
- Mené.
- Como le decía, el alcalde no sabía nada del caso y me ha sugerido que mientras llevo a cabo mis pesquisas me aloje en un nuevo hotelito con charming en el centro del pueblo y vaya a comer en el restaurante de la piscina, por la tarde me ha invitado a jugar a la petanca, pero como no puedo agacharme por un problema de viento, prefiero contemplar el arco del triunfo o la fuente de las danzantes con un güiski en la mano, como se nota que a este pueblo no le afecta la crisis, al menos es lo que me ha dicho el alcalde y debe ser verdad ya que pone cara de creérselo el mismo. Luego pasaré a visitar a mis paisanos del Star bars a seguir tomándolas.
Silvestre pagó una ronda y se despidió pensando que ya no volvería a ver a Mark O’Jones, le estaba empezando a caer bien, había caído en la red edifico-hostelera y sería devorado por los perros como otros tantos caza recompensas que habían sucumbido al excepcional misterio del alcalde que no encuentra a su cuñao.
Vestre, Silvestre estaba intentando pinchar la última aceituna del plato aprovechando que el Epi había ido a mear cuando por la puerta del Cortezas entro un guiri con cara de infeliz y piel sonrosada como una gamba cocía.
Después de mirar con atención uno a uno los anuncios pegados en la pared se acodó en la barra al lado de Silvestre y pidió un yintonic.
- No tengo –respondió el Cortezas con la cabeza debajo de una botella de Larios de los años 50.
- ¿Qué?
- Joe, este tío está teniente – dijo murmurando mientras echaba un cubito rebozado de mollas en un vaso de tubo.
El guiri se volvió hacia Silvestre con un papel mugriento doblado en la mano, hola soy Mark, Mark O’Jones de la firma de investigadores John Dos & Co Jones Ltd estoy especializado en la búsqueda de personas desaparecidas, pero como la cosa está muy mal ahora me dedico a rastrear boletines oficiales y vender información a los ayuntamientos para que puedan cobrar sus multas a cambio de una pequeña comisión.
Vaya un caza recompensas de verdad, pensó Silvestre.
- Puedo ayudarle, este es mi terreno y conozco al personal como si lo hubiera parido, además tengo buenos contactos en las fuerzas del orden, dijo mirando al Epi que se escabullía aprovechando que entraba un hato de funcionarios, pero le advierto que tendrá que amoquinar.
- ¿Qué?
- Mené.
De un manotazo cogió el papel que el sabueso le entregaba y vio que era una fotocopia del Boletín de la Provincia donde el alcalde practicaba notificaciones a unos cuantos desafortunados del pueblo a los que no se les había podido pasar el billete de lotería en su último domicilio conocido.
- Ya tengo localizados a todos excepto a un caso excepcionalmente difícil, se trata del gachó que pone el domicilio en la Avda. del Doctor Guirao 4.
Silvestre dio un salto a la vez que escupía el hueso de la aceituna que llevaba ya tiempo royendo.
- ¡Pero si esa es la casa de su suegra! De la del alcalde digo.
- ¿Qué?
- Mené
- Es un caso realmente difícil, este tipo se ha puesto como último domicilio conocido la casa de la suegra del alcalde y ha suplantao la identidad de un cuñao que trabaja en unas dependencias del propio ayuntamiento. Un caso realmente audaz puesto que el alcalde mismo no ha podido reconocer al ladrón de identidades.
- ¿Ha podido usted entrevistarse con él? Con el alcalde digo –preguntó Silvestre.
- ¿Qué?
- Mené.
- He podido entrevistarme con el alcalde en la alcaldía –continuó Mark- por cierto cuando estaba haciendo pasillo salieron dos tipos descojonándose mientras dentro de la alcaldía se oían ladridos furiosos de dos perros, tengo que reconocer que me acojoné un poco.
- Son los guardianes de la alcaldía, un pachón y un galgo, están siempre al acecho para sacar tajada.
- ¿Qué?
- Mené.
- Como le decía, el alcalde no sabía nada del caso y me ha sugerido que mientras llevo a cabo mis pesquisas me aloje en un nuevo hotelito con charming en el centro del pueblo y vaya a comer en el restaurante de la piscina, por la tarde me ha invitado a jugar a la petanca, pero como no puedo agacharme por un problema de viento, prefiero contemplar el arco del triunfo o la fuente de las danzantes con un güiski en la mano, como se nota que a este pueblo no le afecta la crisis, al menos es lo que me ha dicho el alcalde y debe ser verdad ya que pone cara de creérselo el mismo. Luego pasaré a visitar a mis paisanos del Star bars a seguir tomándolas.
Silvestre pagó una ronda y se despidió pensando que ya no volvería a ver a Mark O’Jones, le estaba empezando a caer bien, había caído en la red edifico-hostelera y sería devorado por los perros como otros tantos caza recompensas que habían sucumbido al excepcional misterio del alcalde que no encuentra a su cuñao.
asa
6 comentarios:
Muchas gracias por colaborar con este blog y pasar por
aqui,todos estos cuentos tenemos que publicarlos o
al menos recogerlos para nosotros porque cada uno es
mejor que el anterior(el tuyo fantastico,gracias).
Gracias por tu apoyo y por hechar una mano a que
Velez Rubio abra ya los ojos,que ya esta bien.
Contra la coaccion...denuncias.
MUCHAS GRACIAS Y ESTA ES TU CASA,ESPERO QUE MARKO´JONES
SIGA CON NOSOTROS EN OTRAS DESVENTURAS
Esto, como diria mi hija, "huele peste"
Javier Rubio
que poca vergüenza.
Puestos así, propongo (ya que el epi es seguidor del blog), que la policía deje de poner multas, por los menos pasamos todos por el mismo rasero (aunque me consta que algunos ya lo hacen, total para qué, para que pasen cosas como ésta, o para que el alcalde las deniegue...).
muy bueno el artículo.
marcial.
Silvestre sería bueno que marko j´hones, pusiese en el recuerdo cuanto cobraba esté individuo, hace unos años, cuando era trabajador, de este mismo ayuntamiento y cuñado igualmente del que hoy es alcalde y antes tenientealcalde, seguro que algunos se quedadn con la boca abierta ala descubir , que hace casi veinte años este individuo cobraba más que ahora cualquier trabajador normal y encima le perdonan las multas, cuanta cara tienen algunos, aunque quieran ocultarla bajo un sombrero...Felicidades por el articulo y animo para que haya más y más.
Cuidadito Silvestre con la publicidad de datos personales, la ley de protección de datos esta ahi.
El B.O.P da esa informacion,no ha salido de ningun
lugar oscuro,ni de ningun sitio sospechoso
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